domingo, 11 de abril de 2010

Camus, Albert & Gallimar


Gallimar le convence para que viaje con él a París y mueren ambos


Colaboró con la Resistencia, escribiendo, y escuchando la radio: las emisiones que desde Londres hacían llegar mensajes en clave: “El té de tía Úrsula está envenenado” o “El cocodrilo ha dado tres saltos”, por ejemplo. Serio, algo tímido –mujeriego también–, cohibido, tal vez amedrentado por el tiempo iracundo que le tocó vivir, se convirtió en uno de los príncipes rebeldes de la época. Un santo laico al que los jóvenes rendían culto en los bares que, de noche, se llenaban de existencialismo, humo, jazz y alcohol.

Luego fue el Nobel. Todavía no había cumplido 44 años. Tres más tarde murió en un accidente. Iba camino de París, y el Facel Vega se salió de la carretera y chocó contra un árbol. Se rompió el cuello. Los gendarmes encontraron en un maletín el manuscrito de El primer hombre y en un bolsillo el billete de tren para ese mismo viaje. La noche anterior, su amigo Gallimard, que conducía, y que también murió, le había convencido de que lo acompañara en el coche que acababa de comprarse.

Todavía olía a nuevo.
Fuente: JESÚS MARCHAMALO / DAMIÁN FLORES, 44 escritores de la literatura universal, Siruela.

1 Comentario:

Susy dijo...

Podía haber sido de otra manera y ahora no estaríamos reseñando el caso. Ya se sabe, el azar y la casualidad.
Muy mala suerte tuvo el gran autor.